Por Ramón Rubio Donoso
Rector CFT Estatal de Los Ríos
Los desafíos de productividad en Chile son materia de discusión en todos los sectores del desarrollo, lo que hace inevitable abordar las brechas actuales en cuanto a disponibilidad de personas capacitadas para el desempeño de sus funciones.
En Chile, se ha promovido la formación a través del Estado y de franquicias tributarias, lo que se ha traducido en una mayor cobertura de la educación universitaria, pero en un estancamiento de las carreras técnicas, lo que ha afectado la productividad en diversos sectores de la economía.
Según Martín Borchardt, fundador de “Henry”, a 2025 se requerirán más de 700 mil programadores; lo que se suma a los diagnósticos de la Cámara Chilena de la Construcción en 2021, que cifra un déficit de personal en el sector del orden del 10%.
Pero, la respuesta pareciera ser transversal, y guarda relación a cómo estamos abordando la formación y capacitación. Pareciera que es momento de priorizar con criterios de productividad los recursos invertidos en los sistemas educativos, y medir su impacto en base a la empleabilidad.
La gratuidad en la educación superior sólo cubre al 60% de las personas más vulnerables, sin distinguir entre carreras universitarias, profesionales sin licenciatura o técnicas, generando incentivos a que los estudiantes opten por las carreras más largas. Por otro lado, la franquicia tributaria constituye el mecanismo más importante de capacitación, pero es un sistema no muy efectivo en materia de
empleabilidad y salarios.
Los saltos de productividad que se demandan nos desafían a buscar soluciones que, sin incrementar en demasía los recursos utilizados, puedan cambiar los resultados obtenidos. Aquí tres propuestas en esa materia:
1.- CFT Estatales 100% gratuitos en todas las regiones.
2.- Promover la certificación de competencias conforme al marco de cualificaciones TP.
3.- Promover la formación de oficios articulables con carreras técnicas de nivel superior.
Con iniciativas como las mencionadas es posible conseguir resultados distintos a los obtenidos hasta ahora, que nos tienen como el segundo país menos productivo por hora de la OCDE, superando sólo a México.